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Innovación de verdad

Innovación ha sido un concepto recurrente en todos los documentos del sector logístico durante los últimos diez años. En muchos casos, en especial con la proliferación de soluciones de software, mecanizadas o robóticas, hemos confundido sistemáticamente innovación con inversión tecnológica, que a pesar de ser conceptos vinculados no implican su existencia de forma simultánea.

Al igual que otros sectores del ámbito industrial, la logística es una actividad transversal que contribuye al desarrollo de otras actividades económicas; Esto supone, por su propia naturaleza, una gran diversificación que hace enormemente compleja la cuantificación de su inversión en innovación.

Varias fuentes especializadas establecen que dentro de las inversiones I + D como criterio general, en el sector logístico invierten más de un 60 % en construcción y adecuación de instalaciones, un 30 % en procesos de saneamiento, gestión de residuos y mantenimiento técnico en general y menos de un 10 % de todas sus inversiones a investigación y mejora de procesos (Secot).

De hecho, los proyectos y las operaciones que han mejorado su modelo tecnológico, no suponen en bastantes casos una ruptura o salto claro frente a los modelos anteriores. Una parte de los aspectos técnicos que englobamos dentro del concepto innovación, son ya de hecho estándares dentro de la industria que cubren unas necesidades actuales o bien buscan una mayor eficiencia.

Por ello nuestra mentalidad ha de cambiar de forma sustancial, hasta el punto, en primer lugar, de entender qué es innovación y no confundirlo con otros tipos de inversión o desarrollos operativos. En segundo lugar, no olvidar que Innovación supone crear paradigmas nuevos, tanto desde el punto de vista de servicios como de necesidades y en tercer lugar es importante mirar, escuchar, entender y permitir que otros entornos, fuera del ámbito logístico, nos “contaminen”.

Por último señalar el riesgo de pensar que sólo con dinero tendremos acceso a la Innovación, probablemente sea una condición necesaria pero no suficiente.

Ligado a esto, un aspecto que no deberíamos olvidar es la capacitación e identificación de las personas que, utilizando la tecnología y el acceso a la información existente, sean capaces de pensar diferente para crear ideas innovadoras. No creamos que la innovación surge de forma espontánea de la tecnología, al menos por ahora, en otro caso podríamos caer en el solucionismo tecnológico.

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